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lunes, 2 de junio de 2014

El Altar Peregrino

Torrente de vida que acompañas mis días y sombras,
llévame a la luz real de la sabiduría omnipresente,
guaréceme en la espesura de tus verdes entrañas,
despierta en mí la nobleza de tu esencia dormida.

Desde la llanura de valles y desiertos adyacentes,
subiré sobre la cuesta de caminos tortuosos,
panorama silente en gélidos suspiros,
abraza mis temores, turba mis sentidos.

Visiones extremas, paraísos ignorados,
aliento de ángeles perdidos en el tiempo,
roca que horada otra roca, que acorta la vida,
y que renace con el fulgor del Eterno Compasivo.

Paradigma místico y amor real llevado a los altares,
veinte siglos de historia marcan el penoso cargamento,
vidas consagradas entregadas a los anales de la Iglesia,
ruegos y clemencias negligentes, diferencian el camino.

Paliativos creados por la intransigencia humana,
son flagelos que reprimen el encuentro verdadero,
la unión entre el Dios Vivo que mora en sus criaturas,
inspiración inextinguible de Fe y Caridad infinitas.

Piedras al rojo en confluencia con el Universo,
avatares que conducen al despertar genuino,
candil que se enciende en llama interminable.
alimento exquisito que fortalece y renueva,
transición de mis sueños, realidad en la partida.


 © Marinés MH de S

Mayo, 2014