Me envuelvo en tu aroma a vetiver,
que llega hasta mí y me eleva
a un páramo recóndito y distante
en donde te esperaré al alba
entre cántico de flores y agua
de colores que regocijan a los árboles
rendidos en el afán del tiempo.
Me envuelvo en tu aroma a vetiver,
regazo del céfiro revoltoso y ajeno,
para ser tuya en el despertar acucioso,
en el portal a mi nueva vida.
Marinés MH de S.