Lima, tierra bendita que me vio nacer,
hoy te rindo homenaje, cual sumisa hija
que busca guarecer y preservar tu linaje.
Rodeada de cerros, raudos hilos de plata
que cruzan tus valles, desiertos y vientos,
cielo gris, escarlata, plazuelas y calles.
Bóveda de gente que corre y vuela,
que ríe, llora y grita, danzas con acordes
de cajón y vihuela, mil hurras amerita.
Hoy fulgor y encanto, casi nueve milenios
de historia anteceden la luna en un cuarto
con estrellas en vaivén y mudo apremio.
Lima, tierra bendita que me vio nacer,
te lo digo con el alma y la razón: Eres única,
vertiginosa y calma, un hermoso amanecer.